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martes, 27 de marzo de 2012

violencia de género



TRABAJO REALIZADO POR: ALMUDENA CASADO
DEFINICIONES:
-La violencia de género es el tipo de violencia física o psicológica ejercida contra cualquier mujer por el mero hecho de serlo, teniendo ésta distintas manifestaciones. Sin embargo, debido a la amplitud que abarcan las distintas formas de violencia y a que no todos los estudios se enfocan en las definiciones, identidades y relaciones de género, no toda la violencia contra la mujer puede identificarse como violencia de género, ya que por definición, el término hace referencia a aquel tipo de violencia que socava sus raíces en las relaciones y definiciones de género dominantes existentes en una sociedad, por lo que es habitual que exista cierta confusión al respecto.
-Todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública o privada (“Artículo 1 de la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Naciones Unidas, 1994).
-Susana Velázquez (2003) amplía la definición de violencia de género: Abarca todos los actos mediante los cuales se discrimina, ignora, somete y subordina a las mujeres en los diferentes aspectos de su existencia. Es todo ataque material y simbólico que afecta su libertad, dignidad, seguridad, intimidad e integridad moral y/o física.
- La violencia de género se produce fundamentalmente cuando existen vínculos afectivos o de parentesco o relaciones de poder en el entorno laboral. Normalmente, el agresor es un conocido, de ahí la reincidencia de los episodios.
-En la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer (Beijing, 1995) se reconoció que “la violencia de género procede de la desigualdad entre hombres y mujeres, siendo el resultado de la creencia alimentada por la mayoría de las culturas, de que el hombre es superior a la mujer con quien vive, que es posesión suya y que puede ser tratada como él juzgue adecuado” (IV Conferencia mundial de la ONU sobre las mujeres, Beijín, 1995). La violencia de género nace, pues, de la desigualdad cultural y social entre hombres y mujeres. Es común a muchas sociedades, aunque en cada una puede adoptar formas distintas.
-Existe una relación entre violencia, poder y roles de género (Susana Velázquez, 2006). Aunque la sociedad va cambiando, los estereotipos acerca de los roles asociados a cada género  han aludido a una supremacía del hombre con respecto a la mujer, al haber asignado a los hombres, a lo largo de la historia, valores como el dominio, el poder y el control frente a  la sumisión y dependencia de las mujeres, lo que, a largo plazo, puede llevar al uso de la violencia como un instrumento para mantener su autoridad. La violencia sería consecuencia de un desequilibrio de poder dentro de la pareja.
- El hombre, por su constitución física, tenía la labor fundamental de la caza y la guerra, mientras que la mujer tenía el cuidado de la prole. Mientras que para el hombre el desarrollo de la violencia era positivo para su labor, para la mujer lo era la capacidad verbal, para poder evitar la violencia que únicamente podría perjudicarla físicamente a ella y a su prole y comunicarse con su entorno, normalmente otras mujeres en su misma situación. Estas diferencias se han plasmado en la diferentes capacidades de hombre y mujeres, los hombres con la fuerza física y una mejor capacidad visoespacial y las mujeres con mejor fluidez verbal y miedo a la violencia física.
-Estas diferencias físicas han dado lugar a  una división del trabajo entre hombres y mujeres que se ha perpetuado, aunque ahora no es necesario cazar para comer y la violencia física ya no se da de forma habitual en nuestra sociedad y la división de trabajo entre hombres y mujeres tampoco se da, ya que la mujer hace lo mismo que el hombre, porque la fuerza bruta ya no tiene un papel en la producción. Por eso, aunque las diferencias debidas al sexo siguen existiendo, las diferencias debidas al género, es decir, las debidas al rol social que desempeñan, se van diluyendo.
-Sexismo: Asignación de valores, capacidades y roles diferentes a hombres y mujeres exclusivamente en función de su sexo.
-Machismo: actitud de prepotencia de los varones respecto a las mujeres.
- Feminismo: movimiento que exige para las mujeres los mismo derechos que los hombres.


Tipos de violencia:





·     Física. La violencia física es aquella que puede ser percibida objetivamente por otros, que más habitualmente deja huellas externas. Se refiere a empujones, mordiscos, patadas, puñetazos, etc, causados con las manos o algún objeto o arma. Es la más visible, y por tanto facilita la toma de conciencia de la víctima, pero también ha supuesto que sea la más comúnmente reconocida social y jurídicamente, en relación fundamentalmente con la violencia psicológica.
·   Psicológica. La violencia psíquica aparece inevitablemente siempre que hay otro tipo de violencia. Supone amenazas, insultos, humillaciones, desprecio hacia la propia mujer, desvalorizando su trabajo, sus opiniones... Implica una manipulación en la que incluso la indiferencia o el silencio provocan en ella sentimientos de culpa e indefensión, incrementando el control y la dominación del agresor sobre la víctima, que es el objetivo último de la violencia de género.
·    Dentro de esta categoría podrían incluirse otros tipos de violencia que llevan aparejado sufrimiento psicológico para la víctima, y utilizan las coacciones, amenazas y manipulaciones para lograr sus fines.
·    Se trataría de la violencia “económica”, en la que el agresor hace lo posible por controlar el acceso de la víctima al dinero, tanto por impedirla trabajar de forma remunerada, como por obligarla a entregarle sus ingresos, haciendo él uso exclusivo de los mismos (llegando en muchos casos a dejar el agresor su empleo y gastar el sueldo de la víctima de forma irresponsable obligando a esta a solicitar ayuda económica a familiares o servicios sociales).
·   También es habitual la violencia “social”, en la que el agresor limita los contactos sociales y familiares de su pareja, aislándola de su entorno y limitando así un apoyo social importantísimo en estos casos.
·     Sexual. “Se ejerce mediante presiones físicas o psíquicas que pretenden imponer una relación sexual no deseada mediante coacción, intimidación o indefensión” (Alberdi y Matas, 2002). Aunque podría incluirse dentro del término de violencia física, se distingue de aquella en que el objeto es la libertad sexual de la mujer, no tanto su integridad física. Hasta no hace mucho, la legislación y los jueces no consideraban este tipo de agresiones como tales, si se producían dentro del matrimonio.
 
CICLO DE LA VIOLENCIA FÍSICA.
-Lenore Walker definió el Ciclo de la violencia a partir de su trabajo con mujeres, y actualmente es el modelo más utilizado por las/los profesionales.
-El ciclo comienza con una primera fase de Acumulación de la Tensión, en la que la víctima percibe claramente cómo el agresor va volviéndose más susceptible, respondiendo con más agresividad y encontrando motivos de conflicto en cada situación.
-La segunda fase supone el Estallido de la Tensión, en la que la violencia finalmente explota, dando lugar a la agresión.
-En la tercera fase, denominada de “Luna de Miel” o Arrepentimiento, el agresor pide disculpas a la víctima, le hace regalos y trata de mostrar su arrepentimiento. Esta fase va reduciéndose con el tiempo, siendo cada vez más breve y llegando a desaparecer. Este ciclo, en el que al castigo (agresión) le sigue la expresión de arrepentimiento que mantiene la ilusión del cambio, puede ayudar a explicar la continuidad de la relación por parte de la mujer en los primeros momentos de la misma.
-Este ciclo pretende explicar la situación en la que se da violencia física, ya que la violencia psicológica no aparece de manera puntual, sino a lo largo de un proceso que pretende el sometimiento y control de la pareja.

CONSECUENCIAS PSICÓLOGICAS PARA LA MUJER MALTRATADA.
-El síndrome de la mujer maltratada, definido por Walker y Dutton se define como una adaptación a la situación aversiva caracterizada por el incremento de la habilidad de la persona para afrontar los estímulos adversos y minimizar el dolor, además de presentar distorsiones cognitivas, como la minimización, negación o disociación; por el cambio en la forma de verse a sí mismas, a los demás y al mundo. También pueden desarrollar los síntomas del trastorno de estrés postraumático, sentimientos depresivos, de rabia,  baja autoestima, culpa y rencor; y suelen presentar problemas somáticos, disfunciones sexuales, conductas adictivas y dificultades en sus relaciones personales.
-Enrique Echeburúa  y Paz del Corral equiparan estos efectos al trastorno de estrés postraumático, cuyos síntomas y características, sin duda, aparecen en algunas de estas mujeres: re-experimentación del suceso traumático, evitación de situaciones asociadas al maltrato y aumento de la activación. Estas mujeres tienen dificultades para dormir con pesadillas en las que reviven lo pasado, están continuamente alerta, hipervigilantes, irritables y con problemas de concentración.  Además, el alto nivel de ansiedad genera problemas de salud y alteraciones psicosomáticas, y pueden aparecer problemas depresivos importantes.

Desarrollo del síndrome de la mujer maltratada
Marie-France Hirigoyen  diferencia entre dos fases en las consecuencias, las que se producen en la fase de dominio y a largo plazo.
-En la primera fase, la mujer está confusa y desorientada, llegando a renunciar a su propia identidad y atribuyendo al agresor aspectos positivos que la ayudan a negar la realidad. Se encuentran agotadas por la falta de sentido que el agresor impone en su vida, sin poder comprender lo que sucede, solas y aisladas de su entorno familiar y social y en constante tensión ante cualquier respuesta agresiva de su pareja. 
Marie-France Hirigoyen habla de consecuencias a largo plazo refiriéndose a las etapas por las que pasan las víctimas a partir del momento en que se dan cuenta del tipo de relación en la que están inmersas. Durante esta fase, las mujeres pasan un choque inicial en el que se sienten heridas, estafadas y avergonzadas, además de encontrarse apáticas, cansadas y sin interés por nada. Teoría de la indefensión aprendida
 La Teoría de la Indefensión Aprendida, formulada en su inicio por el psicólogo Martin Seligman (Seligman, 1967), nos ayuda a entender por qué la mujer permanece en una situación de maltrato. Según este autor la indefensión es un "estado psicológico que se produce frecuentemente cuando los acontecimientos son incontrolables".
En el caso de la violencia doméstica, ante la falta de resultados que siguen a sus intentos por terminar con la situación de maltrato, la mujer aprende que haga lo que haga será castigada y la violencia no desaparecerá, lo que, a la larga, la lleva a un estado de desesperanza y apatía que hace que deje de intentar cambiar la situación en la que vive y no rompa con el maltratador.
 Síndrome de adaptación paradójica (SAPVD)
 El Síndrome de Adaptación Paradójica, planteado por Montero (A. Montero, 2001), es una aplicación del llamado Síndrome de Estocolmo al ámbito de la violencia doméstica. Explica cómo las mujeres víctimas de violencia de género desarrollan un paradójico vínculo afectivo con el maltratador, “llegando a asumir las excusas esgrimidas por el agresor tras cada episodio de violencia y aceptando sus arrepentimientos, retirando denuncias policiales”. Se describe el SAPVD como un conjunto de procesos psicológicos que por medio de la respuesta cognitiva, conductual y fisiológico-emocional culmina en el desarrollo de un vínculo interpersonal de protección entre la víctima y el agresor (Montero, 2001), es decir, la mujer crea un vínculo afectivo con su agresor que impide que abandonarle o denunciarle.
-Se alcanza a través de 4 fases:
 •Fase desencadenante. Comienza con la primera agresión física. La relación sentimental deja de ser un espacio seguro y de confianza.  Consecuencias: ansiedad, accesos ocasionales de ira, estado permanente de alerta, provocado por el miedo a que se repita el incidente. Posteriormente, la mujer sufrirá depresión, ante su incapacidad de cambiar el contexto, el sentimiento de pérdida y la acumulación de emociones negativas.
Fase de reorientación. La sensación de inseguridad en un lugar que se supone fuente de confort y seguridad (el hogar), unida a la sensación permanente de miedo y de incertidumbre ante el hecho de que la amenaza provenga de alguien que ella eligió para compartir su vida, provoca desorientación e incertidumbre en la víctima.  Consecuencias en la autoestima y en su propia identidad.  deterioro psicofísico de la víctima; estado crónico de ansiedad y estrés, intensos sentimientos de culpa y vergüenza.
Fase de afrontamiento. La víctima trata de afrontar la situación, lo que dependerá de cómo perciba sus  propios recursos, del apoyo social disponible y de su estado psicofisiológico en general. Al producirse las agresiones sin ningún orden prefijado, la víctima no puede desarrollar estrategias de control, aumentando la sensación de incertidumbre y confusión. Consecuencias: estrés crónico, aumento del estado depresivo, de los sentimientos de culpa y vergüenza, embotamiento emocional y aumento de las conductas de pasividad e indefensión.
•Fase de adaptación. En esta fase, la víctima se adapta (paradójicamente) a la violencia de su agresor. Ante la incapacidad de hacer uso de sus propios recursos o solicitar ayuda al exterior aprende la situación hostil seguirá haga lo que haga (indefensión aprendida), lo que la llevará a adaptarse a la situación desarrollando un vínculo paradójico con el maltratador, mediante un proceso de identificación traumática, a través del cual sólo aceptará sus aspectos positivos (arrepentimiento, excusas, promesas, etc.), desechando los negativos y desplazando la culpa hacia elementos externos al maltratador (O’Leary et al, 1989).
Consecuencias: a partir de este momento, toda la información y que lleguen a la mujer pasarán por el filtro del nuevo modelo mental que ha asumido (Montero, 2001), lo que dificultará que ponga fin a su situación.
Consecuencias físicas para la mujer maltratada.
 La violencia contra la mujer se ha convertido en un factor esencial en el deterioro de su salud, ya que afecta tanto a nivel físico, como psicológico y social, por lo que se ha declarado como prioridad de salud pública en todo el mundo (OMS, 1996).
La violencia por parte de la pareja puede afectar de diversas formas. En general, la mujer maltratada tiene más problemas de salud que otras mujeres.  También,  empeora aquellos problemas de salud que tuviera anteriormente (Mc Cauley, 1999). Es la tercera causa de pérdida de años saludables en la vida de la mujer, después de la diabetes y los problemas relacionados con el parto (Lorente, 2001).
 -Dado el carácter reiterativo de los episodios violentos puede incrementarse el riesgo de sufrir síntomas físicos:
 •Variados: cefaleas, dolores crónicos, alteraciones funcionales, fibromialgia, trastornos gastrointestinales, síndrome del colon irritable …
•Síntomas sexuales: dispareunia, falta de deseo, vaginismo o  anorgasmia.
•Heridas, fracturas y lesiones, que van desde pequeñas contusiones hasta incapacidad severa y muerte.

 Consecuencias en la salud reproductiva.
 •Embarazos no deseados, abortos, complicaciones durante el embarazo, parto prematuro, bajo peso al nacer o infertilidad.
•Mayor riesgo de padecer a enfermedades de transmisión sexual, como el VIH o el virus del papiloma humano.
•Dolor pélvico crónico, flujo vaginal y/o problemas premenstruales.
•En  una investigación llevada a cabo por Coker, A.L. y cols. (2000), las mujeres que alguna vez experimentaron violencia por parte de su pareja íntima presentaban un mayor riesgo de desarrollar cáncer cervical invasor  y neoplasia cervical preinvasora, ya fuera a causa del estrés psicosocial crónico o por la transmisión del virus del papiloma humano durante los episodios de agresión sexual.
 Además, el estrés asociado a una situación crónica de maltrato puede llevar a la mujer a realizar conductas perjudiciales para su salud, como abusar del alcohol y otras sustancias, tabaquismo y trastornos de la conducta alimenticia (Koss y col., 1991).
Se sabe que estas mujeres acuden al médico con más frecuencia que otras y que muchas de ellas admiten ser víctima de abusos en las consultas, de ahí la importancia de capacitar a los trabajadores de Atención Primaria a detectar el abuso, reaccionar de una manera comprensiva y derivar cuando sea necesario (Heise, L., 1996). También deben saber aconsejadas acerca de su seguridad y las opciones que pueden considerar en el ámbito legal (Hyman, A., 1996).
 
·        Algunos mitos que contribuyen a que la violencia contra la mujer se mantenga:
1) Es mejor que la mujer aguante al lado de su pareja por los hijos.
2) El maltrato es un asunto privado de la familia y nadie debe inmiscuirse
3) Con el tiempo el maltratador cambiará.
4) Se da en casos raros y aislados
5) El maltrato psicológico no es tan grave como el maltrato físico

 FIGURA DEL MALTRATADOR:
 No existe un perfil de maltratador. Puede ser cualquier persona que utilice el maltrato con su pareja con el fin de dominarla o controlarla, pudiendo ser encantador e incluso seductor en otros contextos. Gran parte de los estudios más recientes coinciden en este punto (Amor, Echeburúa y Loinaz, 2009; Eckhardt, Samper y Murphy, 2008; Fernández-Montalvo, Echeburúa y Amor, 2005; Johnson, Gilchrist, Beech, Weston, Takriti, y Freeman, 2006; Scott, 2004; Stanford, Houston y Baldridge, 2008).
 En la actualidad existen diversas perspectivas teóricas que tratan de explicar por qué una persona llega a maltratar a su pareja. Algunas de ellas consideran el maltrato a partir de las características del agresor y otras a partir  de la interacción de pareja. También existen otras más globales, como el modelo ecológico de Bronfenbrenner, adaptado a este contexto (Dutton, 1981) que proponen cuatro niveles de análisis  (macrosistema, que incluye las creencias y valores de la cultura patriarcal; ecosistema, compuesto por la comunidad más próxima y las instituciones sociales; microsistema, referido a las relaciones de la persona con su entorno cercano, como la familia, la pareja… e individual, referido a los factores individuales) y otras perspectivas más sociológicas (Echeburúa, Amor, P. J., Corral, 2009).
- Entre las características que se han visto más asociadas a la figura del maltratador caben destacar las siguientes:
 •alta necesidad de control y poder. Recurriendo a la violencia si hace falta para dominar a la mujer.
•problemas de posesividad y celos. Cree que la mujer le pertenece y siente frustración ante la posibilidad de perderla, le falte el respeto u ofenda su masculinidad.
•baja autoestima
•déficit del control de impulsos
•irritabilidad
•dificultad para expresar sentimientos y emociones
•falta de control sobre la ira
•baja tolerancia a la frustración
•cambios bruscos de humor
•ideas distorsionadas acerca de la mujer. Comportamiento sexista
•déficit en la resolución de problemas. Resolución hostil de los conflictos.
•maltrato a otras mujeres
•atribución externa de sus errores
•normalidad aparente de cara al exterior
•justifica y racionaliza su conducta violenta.    
 (Ferreira, 1992, Echeburua y Corral, 1998; Garrido 2001, Lorente, 2004)
 No obstante, si bien los principales resultados indican que los agresores suelen presentar con frecuencia estas características, es importante resaltar que también hay otras personas que las presentan y no ejercen el maltrato. En este contexto, las idas irracionales del maltratador con respecto al rol de la mujer y su necesidad de tener las cosas bajo control, les hacen interpretar determinadas situaciones y comportamientos  como desafiantes u ofensivas, provocándoles frustración y sensación de pérdida de control.  La falta de habilidad para expresar sus sentimientos y para no dejarse llevar por sus impulsos puede favorecer el uso de la violencia con el fin de doblegar a su pareja. De esta forma, consigue que haga lo que él quiere y la conducta violenta se ve reforzada positivamente.  Este carácter reforzador puede llevar a una persona a seguir ejerciendo el maltrato.
 El maltratador es responsable del maltrato. Sólo una pequeña parte (en torno al 20%) presenta propiamente un trastorno mental (Dutton y Golant, 1997; Sanmartín, 2000, 2002; Echeburúa y Corral, 2002; Klein y Tobin, 2008). En esos casos, los más frecuentes serían la psicosis (con ideas delirantes de celos y persecución) y el consumo abusivo de alcohol y drogas (Caetano, Vaeth y Ramisetty-Milker, 2008). También algunos trastornos de personalidad pueden favorecer la aparición del maltrato, como es el caso del trastorno borderline (Fernández-Montalvo y Echeburúa, 2008; Huss y Langhinrichsen-Rohling, 2006), el paranoide, el narcisista (Rojas Marcos, 1995) y la psicopatía, caracterizada por la falta de empatía en las relaciones interpersonales, la manipulación o la ausencia de remordimiento ante el dolor causado.
 Sin embargo, en todos los maltratadores aparecen alteraciones psicopatológicas (falta de control de impulsos, falta de habilidad en el manejo de las emociones, celos patológicos, dificultades en la comunicación, irritabilidad, etc.) y distorsiones cognitivas en relación con el papel social de la mujer y con la legitimación del uso de la violencia, así como con la aceptación de la responsabilidad del maltrato (Madanes, Keim y Smelser, 1998).
En cuanto a los tipos de hombres violentos contra la pareja, existen múltiples estudios que, en general, tienden a coincidir (Amor, 2009). Normalmente la agrupación se realiza en función de la gravedad y extensión de la violencia y las características psicopatológicas de los agresores (Holtzworth-Munroe y Stuart, 1994; Fernández-Montalvo y Echeburúa, 1997).
 Actualmente el debate gira en torno a dos ideas: si todos los hombres que maltratan lo hacen para dominar a sus parejas y si la violencia de pareja es una cuestión de género o un problema de relaciones interpersonales (Echeburúa, J. Amor, Corral,2009).

·        ¿QUE HACER SI TE MALTRATAN?
Llamar al número de teléfono  teléfono de atención, asesoramiento y ayuda efectiva para casos de violencia contra las mujeres, en el ámbito doméstico..
La llamada es gratuita
NO deja rastro ni en el teléfono ni en la factura.

·        ¿DONDE ACUDIR?
-Programa de teleasistencia móvil para las víctimas de la violencia de género
El servicio de Teleasistencia móvil para las víctimas de la violencia de género es una modalidad de servicio que, con la tecnología adecuada, ofrece a las víctimas que cuenten con orden de protección una atención inmediata y a distancia, asegurando una respuesta rápida a las eventualidades que les puedan sobrevenir, las 24 horas del día, los 365 días del año y sea cual sea el lugar en que se encuentren (permite descarga de formularios).
-Denuncias en línea
Se puede realizar una denuncia en línea ante la policía nacional a través de Internet. Posteriormente, se puede comprobar en la Web el estado de tramitación de la denuncia y elegir la comisaría en la que se desea firmar para darle validez jurídica (presentación telemática con certificado digital; contiene formulario online).
-Instituto de la Mujer – www.mtas.es/mujer
-Dirección General de la Mujer – www.madrid.org
-Fundación Mujeres – www.fundacionmujeres.org
-Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres – www.malostratos.org -http://www.porquetecallas.es/

PREVENCIÓN:
El principal camino para acabar con la violencia de género es la prevención. Esto incluye, por supuesto, un cambio global en la forma de ver las relaciones entre mujeres y hombres, un cuestionamiento de los roles sociales y estereotipos, del lenguaje, etc. Estos cambios deben partir de las personas adultas con el objetivo de que se transmitan eficazmente a niños y niñas.
Además, tu puedes prevenir y evitar implicarte en una relación que puede llegar a ser violenta:
·    En primer lugar, detectar manipulaciones, aproximaciones no solicitadas, desconfiar de promesas que no tienen sentido en un momento de la relación, tener claro que decir que “no” a algo no es negociable, alejarse cuando esa persona que se te acerca tratando de hacerte ver que tenéis mucho en común o que le debes algo. Para todo esto es muy importante confiar en tu intuición, en las sensaciones de desasosiego que te producen. Cuando conoces a alguien le evalúas igualmente, valoras si esa persona encaja contigo; solo es importante que a partir de ahora incluyas también estos puntos si quieres prevenir encontrarte en una relación violenta. Valora sus ideas sexistas, cómo fueron sus relaciones anteriores (si rompió él o no, cómo habla de ellas…), etc.
·    Además, valora tus propias ideas respecto al amor y la pareja, el papel de la mujer en la misma, a qué se debe renunciar por amor.., etc.
·    Y ante todo, conociéndote a ti misma y teniendo claros tus valores. Si los valores de la otra persona entran en conflicto con los tuyos, debes saber reconocerlo y no aceptar en ningún caso renunciar a aquello que es importante para ti.

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