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miércoles, 23 de mayo de 2012

RACISMO EN ESPAÑA, REACCIONES ANTE UNA AGRESIÓN

RACISMO EN ESPAÑA, REACCIONES ANTE  UNA AGRESIÓN 
Aquí os dejo dos links, de dos vídeos que seguro que ya habéis visto.
Uno de ellos sucede en el metro de Madrid, un joven de 18 años llega al vagón y de repente, sin ningún tipo de provocación por parte del agredido, decide dar una brutal paliza a uno de los pasajeros, éste era latino.
Y otro en el de Barcelona, en éste caso otro joven que va hablando por el móvil, se fija que cerca suyo va una chica de origen ecuatoriano, ésta es golpeada y agredida sexualmente por él, ya que llega a tocarle un pecho mientras la insulta brutalmente.

Principalmente quería basar mi entrada en el comentario de estos dos videos, planteando lo que es desde mi punto de vista su origen y sus consecuencias. Y fijándome en cómo la gente que presencia la escena en directo, actúa, llevando posteriormente esta actuación a cualquier caso cotidiano, sin tener que centrarnos en éste caso en concreto.
En el primer vídeo, el del metro de Madrid podemos ver perfectamente que el vagón del metro está lleno, parte de los pasajeros viajan de pie porque no entran en los asientos, la gran mayoría de ellos huyen del vagón donde ocurre la agresión cuando la ven, sin socorrer al agredido, sólo se acercan al agresor cuando éste termina de pegar a su víctima. Pretenden reducirle, pero cuando la agresión ya se ha realizado.
Por un lado, puedes pensar que los pasajeros sienten miedo hacia el agresor y huyen de él, pero me parece inaceptable, porque comparando el número de viajeros que hay en ese mismo momento en el vagón, con el número de atacantes, que era sólo uno, ¿no pensáis que esto podría haberse evitado? La decisión más cómoda es huir, el pensamiento inmediato es que no quieres ser agredido de la misma forma y en lugar de intentar impedir que se lo hagan a cualquier persona lo que haces es irte para que al menos “no te toque a ti”.

Sin embargo, en el segundo vídeo, podemos observar cómo el vagón del metro está prácticamente vacío, podemos ver a un pasajero que se encuentra sentado a escasos metros del suceso. En éste caso el agresor pega e insulta brutalmente a una joven ecuatoriana, y el pasajero ni se inmuta, no huye del vagón, pero tampoco socorre a la chica, en ocasiones incluso llega a mirar hacia otro lado.

Desde mi punto de vista estos dos vídeos dejan ver claramente varias cosas; que la gente no se sensibiliza con lo que ocurre a su alrededor, ni cuando lo tienen delante de sus narices, es increíble la indiferencia, la pasividad  ante sucesos como los que acabamos de ver,  ¿qué necesitamos para reaccionar? No nos damos cuenta de la transcendencia que puede tener esto, pero estamos dejando vía libre a actuaciones de este tipo, la violencia cada vez está más arraigada a la sociedad y cada vez sorprende menos.
El origen de estas agresiones es muchas veces la incultura, o la mala información que tienen muchos jóvenes, llegando a tener ideas de tipo sexista, y racista, como que las mujeres son inferiores a los hombres, o que existe superioridad de determinadas razas sobre otras, etc.
Lo que me da miedo es que las consecuencias a éste tipo de actos sea el conformismo, y una mayor aceptación.

Con esta entrada no he querido decir que haya que enfrentarse a los agresores de forma física, porque pienso que hay otros medios, principalmente una forma de ayudar a una persona que acaba de ser agredida es socorrerla, simplemente, no mirar hacia otro lado.
Por último, un vídeo que si que pone los pelos de punta es el siguiente, seguro que también lo habéis visto, yo lo vi en clase por primera vez, y no me dejó indiferente. Trata sobre una niña de origen chino, ésta es atropellada varias veces, se puede observar que el primer conductor que la atropella es consciente de lo que acaba de suceder porque para su vehículo, y continúa la marcha segundos después, me parece increíble cómo ese conductor no la socorre. Pero eso no es todo, es atropellada una segunda vez sin ser socorrida. En el vídeo aseguran que 18 personas pasan por delante de ella sin socorrerla, incluso muchas de ellas tienen que bordearla o cambiar su rumbo, y no se dignan ni si quiera a pedir ayuda o llamar a una ambulancia.



Irene Gil Antona.

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